¿Por qué muchas mujeres no pueden relajarse durante un masaje?
Aunque el cuerpo lo necesita, muchas mujeres no logran entregarse por completo al tacto. Las razones son físicas, mentales y emocionales. Aquí exploramos qué lo impide y cómo puede cambiar esa experiencia.
6/9/20252 min leer
El cuerpo pide descanso. La mente también. Y sin embargo, muchas mujeres que deciden regalarse un momento de cuidado, como un masaje, descubren que no logran relajarse del todo. Algo se resiste. Algo se tensiona justo cuando todo debería aflojarse.
¿Por qué cuesta tanto?
La mente vigilante
Vivimos en alerta. La mayoría de las mujeres transitan el día sintiendo que deben estar atentas, disponibles, listas para resolver o para protegerse. Esa actitud, profundamente arraigada, no desaparece al acostarse en una camilla.
Incluso cuando el entorno es cálido y seguro, el cuerpo tarda en registrar que puede soltar. La mente sigue controlando: ¿Qué va a pasar ahora? ¿Estoy haciendo algo mal? ¿Esto es normal?
La relajación profunda no ocurre solo porque “queremos”. Necesita tiempo, confianza y presencia real.
La carga de tener que gustar o complacer
Muchas mujeres han aprendido, consciente o inconscientemente, que su cuerpo está para ser observado o juzgado. Eso puede generar una incomodidad silenciosa al ser tocadas, incluso en un espacio profesional.
La mente puede preguntarse: ¿Se verá bien mi cuerpo? ¿Estoy reaccionando como debería?
Y ese diálogo interno interrumpe la posibilidad de entregarse. Porque relajarse también es un acto de confianza.
El pasado que queda en la piel
Otra razón común —y muchas veces silenciosa— es que hay experiencias pasadas de abuso, invasión o incomodidad asociadas al tacto. A veces muy evidentes, a veces apenas perceptibles, esas memorias quedan alojadas en el cuerpo y pueden activarse incluso sin que la mujer lo entienda del todo.
Por eso, es fundamental que el masaje sea ofrecido desde un lugar de respeto absoluto, cuidado y atención empática. Solo así puede volverse una experiencia transformadora.
Relajarse es posible: con tiempo, cuidado y una nueva forma de ser tocada
Un buen masaje no busca forzar la relajación, sino crear las condiciones para que ocurra.
Y eso incluye:
un espacio libre de juicio,
una escucha activa del cuerpo,
una presencia atenta,
y un ritmo que se adapta a quien recibe.
Cuando eso sucede, el cuerpo deja de resistirse. Respira. Recibe. Se permite sentir sin miedo.
Fuentes
Nilda Chiaraviglio (2021). El cuerpo tiene memoria: trauma, deseo y sanación. Ed. Paidós.
Bessel van der Kolk (2014). The Body Keeps the Score. Penguin Books.
Entrevista a Mariana Kersz, sexóloga clínica, en La Nación Bienestar, 2022.
Judith Blackstone (2008). The Intimate Life: Awakening to the Spiritual Essence. Sounds True.